Imagen obtenida de internet, gracias.
De pequeño ya apuntaba maneras, como no era muy de estudiar y a
duras penas acabo la elemental; en el colegio de los hermanos maristas,
recomendaron a sus padres, que lo colocaran de aprendiz, para que se forjara su
futuro, con un oficio.
Listo era, pero estudioso y aplicado no y
un poco gamberro también, aunque eso no se lo dijeron a la madre, para no
hacerle sufrir más de la cuenta.
Como el padre era conocido en el barrio,
empezó a dar voces, para ver de colocar a Paquito, el primogénito, en algún lugar que le
reportara algo de provecho.
En la sucursal bancaria donde Ceferino
tenía sus ahorros, rápidamente le ofrecieron un aplaza de botones para el chaval,
a cambio de un plazo fijo poco remunerado pero muy seguro.
Fue así como nuestro héroe, empezó su
brillante carrera en el mundo financiero, primero de la mano de don Genaro y
luego por distintos responsables de áreas cada vez mas especializadas y confidenciales.
Con su tesón y buenas relaciones, al fin llegó a la cumbre, presidiendo la
entidad, que gracias a sus habilidades, había ido creciendo, por absorción de
otras entidades que habían ido entrando en situaciones poco rentables o por
causas de rumores hechos circular en momentos adecuados, en unas bajadas de
cotización increíbles, asustando a los inversores, que vendían sus acciones, a
precio de saldo.
Una vez sentado en la poltrona de
presidente de la entidad, con un buen colchón de títulos de propiedad de la
misma en su bolsillo y el control de oros muchos por favores y detalles
diversos, su carrera hasta la jubilación estaba garantizada.
Fue entonces, sentado en un su sillón,
ante una mesa impoluta, caoba importada, en un despacho en el que cabían
ampliamente varias viviendas, de cualquiera de sus empleados, con unas vistas
impresionantes sobre la ciudad.
Cómo siendo un hábil botones, que sabía ver quien tenía posibles
para operar en el banco, el solícito, se prestaba en ayudarles y confundirles
lo suficiente como para invertir en lo más rentables para la entidad.
Llegando los recuerdos a su primera vez; aquella anciana,
preocupada por obtener una mejor rentabilidad , para poder pagar los estudios a
su nieto, a la que le colocó un paquete de acciones de una entidad inmobiliaria
a punto de quebrar, con lo que aquella
pobre viejecita acabó sin poder sufragar las matriculas, ya qué le birló todos
sus ahorros.
Don Paco se sentía satisfecho, toda una carrera, donde los sentimentalismos no habían intervenido para nada, y la eficacia había sido norma.
Don Paco se sentía satisfecho, toda una carrera, donde los sentimentalismos no habían intervenido para nada, y la eficacia había sido norma.
Hola
ResponderEliminarHas creado un monstruo, un "fill de puta".
En la vida también los hay, menos mal que son pocos.
No es típico de Alfred, crear este tipo de personajes, pero un día, es un día.
Ya me contarás de que va.
Un saludo festivo.
Bueno, a veces leyendo según que noticias, te acuerdas de personajes de esta índole.
ResponderEliminarUn saludo navideño.
Hay señores que con las mismas actitudes y peores cualidades llegan a ser hombres de bien. Tu personaje, que podría ser más de alguien conocido, optó por un camino.
ResponderEliminarAy, de cada intersección que se nos presenta!. Ojalá todas las que lleguen en este año que está a punto de venir, nos lleven a sertirnos felices (dudo que tu personaje se sienta así, por cierto, pero hay gente para todo). A decir verdad, por haber...hay hasta mucha gentuza .-).
Un abrazo y feliz año nuevo!
Hay mucha gentuza, con ejemplos para todos los gustos, alos que se les da todo tipo de parabienes, en una sociedad, en la que sólo se premia es ascenso social.
EliminarUn abrazo, gracias, feliz año!