Mostradas en un entorno aséptico, con un marco neutro, para remarcar la frialdad de la fotografía y centrarse en la persona retratada.
La muestra se compone de personajes diversos; actores, bailarines, artistas, fotógrafos, cocineros, escritores, directores de cine....y políticos.
Son primeros planos intimidadores, o instantáneas, tomadas en un momento de relajación del personaje.
En cualquier caso, Madueño ha captado la interiorización de la personalidad del modelo.
Es un muestreo de personalidades, que nos ofrecen una primera lectura asociativa a un rasgo, a un adjetivo, predeterminado por nosotros.
En este paseo, nos relacionamos con un Pomés vanidoso, la serenidad de Broggi, la vejez de Fernán Gómez, la tenacidad de Adriá, las dudas de Marsillach, la tozudez de López Raimundo, ante la mirada curiosa de Sergi Pamies, con un Nazario ofreciéndose cuál maja desnuda, contemplado por un Pixot con el agua al cuello, la tenacidad de Mas ante el autoritarismo de Pujol, un contemplativo González ante el jardín después de encantar serpientes. Un José Tomás aparecido de un cartel de La Naranja Mecánica, Gelabert autocontemplativo, la sombra del Rey y su poder, el compromiso de Pérez de Rozas, la autenticidad de Catalá Roca, un Chillida en descomposición, un Monzó narcisista, Tapies o el engaño de la cultureta, y así una serie de retratos en los que las pocas mujeres que nos muestra, parecen ser las más auténticas en lo que se refiere a sí mismas.
Es una apreciación personal y en primera instancia, ante el impacto visual de unas excelentes fotografías.