UNA CASA FAMILIAR (XIX)

Foto de A.C.P.

 

Walkin' Shoes Gerry Mulligan

(With Chet Baker) 

La Casa Familiar (XIX) 

 

Cuando llegó ante la casa, la encontró cerrada a cal y canto. Nadie respondió al timbre que no sonó y tampoco a los golpes cada vez más enérgicos dados con las metálicas y envejecidas aldabas. Contempló la serena fachada, en la que no había ni un resquicio de persiana abierta.  

Situación que en cierto modo le sorprendió, siempre había sido una casa llena de bullicio y por ello de vida. La recordaba siempre en plena actividad, en donde los digamos suyos, se perpetuaban por generaciones, donde siempre tocaba celebrar alguna fiesta familiar de guardar, como bautizos, cumpleaños, santos, fiestas religiosas diversas... 

La verdad es que era toda una sorpresa, estar de regreso y no encontrar a nadie para recibirle, ni siquiera el servicio, era algo totalmente desconcertante, llevaba días soñando con ese momento de regreso a la casa familiar y volver a encontrarse con alguien con quién abrazarse. 

Tras un largo viaje, postergado por mil y una razones de lo más variopintas, pero con auténticas ganas de llevarlo a cabo, había salido predispuesto a qué, al fin conocería a los nuevos miembros de la familia, que seguro se habían ido incorporando en los últimos tiempos, es lo que suele ocurrir si todo va bien, alguna baja también, pero como era algo no deseable, prefirió no pensar en ello, mientras hacía su periplo de vuelta, aunque más que un retorno, era un encuentro con lo desconocido. 

Ante la no respuesta, del interior de la vivienda y viendo su estado tan hermético, pero con un aspecto bastante bien conservado, optó por llamar a la casa vecina, para ver si le daban razón, sobre la vivienda y sus ocupantes. 

*** 

La chica que abrió la puerta se encontró con un venerable señor mayor, pelo canoso y escaso, abrigado según el tiempo cambiante y con poca pinta de ser de los que se dedican a vender o pedir algo.  

Lo cual la desarmó un poco, pues solía abrir, con la escoba preparada para ahuyentar a todo tipo de personal no deseado, pero este no era el caso que se le presentaba, así que, sin dedicarle una sonrisa, tampoco había que pasarse, si le hablo de la forma educada utilizada entre pares. 

• ¡Buenos días! ¡Ud. Dirá! 

• ¡Hola, buenos días! Perdone la molestia. Estaba llamando aquí al lado y no me contesta nadie y he visto la casa muy cerrada, con lo cual me ha extrañado mucho, pues era una familia con muchos componentes y además servicio. 

• ¡Sí, ya notamos aquí sus sucesivos golpes como intentos de oírse! 

• Sí, claro, perdonen, pero el timbre no sonaba y utilicé el viejo sistema de golpear la puerta. 

• Pues es que tienen la luz desconectada, la cosa no está habitada actualmente, a veces la alquilan por temporadas cortas, pero ya hace tiempo que ni eso. 

• ¡Caramba! Y de sus dueños no sabe, dónde pueden estar ahora. 

• Pues no, la verdad es que no, le preguntaría a mi madre, pero ya no contesta a nadie, ni a mí. 

• ¡Ah, cuanto lo siento! 

• De todas formas, de todo eso de hacer un montón de años, pues yo nunca vi a ningún vecino. 

• ¡Vaya, vaya, no he tenido suerte! 

• Ud. Debe de hacer muchos años que no se ha pasado por aquí. ¿Verdad? 

• No, la verdad, es que es la primera vez que vengo. 

• Pues ha tardado lo suyo, ya no podrá saludar a nadie. 

• Sí, entiendo. ¿Muchas gracias! Y disculpe. 

• De nada, no se preocupe. Lamento no poder ayudar. 

• ¡Reitero las gracias, adiós! 

Se quedó contemplando como se giraba y encogiéndose de hombros para resituar su mochila se alejaba calle abajo, sin haber mostrado ningún excesivo disgusto, por el posible contratiempo. Cerró la puerta y siguió con sus cosas. 

*** 

 Sospesó si regresar a la estación o darse una vuelta por aquella población, que ha todas luces, había conocido épocas mejores, como todas las que últimamente visitaba. ¿Era él o el entorno, lo que estaba caduco? 

Giró sobre sus pasos y se encamino a la otra casa vecina, la de la derecha, mucho más moderna y con poco gusto estético, pero ya se sabe que la derecha tiene más apego familiar, igual más conocimiento de las personas vecinas. 

• ¡Buenos días! 

• ¡No necesitamos nada, gracias! 

• No, bueno, perdone, solo quería saber, si saben algo de la familia que vivía en esta casa de al lado. 

• ¿Cuál? 

• La antigua que tienen a su izquierda. 

• La verdad es que no, lleva muchos años cerrada. 

• ¿No los llegó a conocer? 

• ¡No, yo no! Pero el abuelo igual sí, lo voy a llamar, así se distrae.

•  

Se encontró esperando en un recibidor, moderno, es decir, sin ningún asiento para las visitas intempestivas, pero a las que se atendía con decoro. Al poco apareció un viejales, encantado de tener a alguien nuevo a quien soltarle una batallita. 

• Me dice mi nieta, que está interesado en la familia que vivía aquí antiguamente. 

• ¡Sí, buenos días! Exactamente, soy un pariente que ha estado viviendo en el extranjero y ahora me hacía gracias saber de ellos. 

• Pues es una lástima, cuando murieron los padres, todos se fueron en desbandada, al principio quisieron vender la casa, pero al ser un bien catalogado y protegido, nadie la quiso comprar, entonces la alquilaron un tiempo, pero los gastos de mantenerla en condiciones no les compensaba. Así que se la quedó uno de los hijos, que tenía una empresa por aquí y venía de tanto en tanto, pero luego se vendió la empresa y ya no lo vi tampoco más, pero sí que antes, me dejo una tarjeta con su dirección en la capital. Se la voy a buscar. 

• Es Ud. muy amable. 

Al rato, apareció la nieta, con una tarjeta de visita, y se la dio. 

• Muchas gracias, pero se van a quedar sin ella. 

• No se preocupe, ya la he escaneado y la tengo guardada para otra ocasión, que me la pida el abuelo, me ha dicho que le disculpe, pero estaba cansado y prefería que se la diese yo. 

• Muchas gracias, y espero que no esté indispuesto. 

• ¡Oh, no, para nada, pero lo de estar de pie y hablar le cansa mucho, ya tiene sus noventa! 

• ¡Felicidades para él, está fantástico! 

• Sí, bien, le dejo. 

• Repito, muchas gracias, por todo. 

• 
  

Ahora sí, que se dirigió hacia la estación, tenía un hilo que seguir.

***

(Continuará) 

 

Terrassa, 26 febrero 2024