VIENTO
Viento del norte frío y recio
desnudando árboles hermosos.
Viento del sur cálido y húmedo
protegiendo ramas a la intemperie.
Es necesario mostrarse tal cual
para ofrecerse sin matices.
Con y sin hojas,
el árbol que se mece
espera su tiempo de estancia.
Ambas versiones son posibles,
en un bosque rodeado de los suyos,
o triste y aislado, sin compañía,
cual vigilante en carretera ajena.
O sostén de nidos en jardines,
incluso soportando ese columpio
donde los críos sueñan en ascender
a lo más alto de su copa, al cielo.
Hay quién es árbol
hay quién es viento
quién soporta nidos
quién mece ramas.
Sombreando espacios,
limpiando atmósferas.
Fuertes ambos en su lugar
creciendo uno ante inclemencias,
dando embates el otro sin amainar.
No quiero ser ni viento ni árbol.
Solo palabra que el uno lleva al otro.
Barcelona, diciembre 2020