Foto del autor (Oleo de René Magritte)
Ósculos
Como todo buen encuentro, apenas se miraron, tras los protocolarios besos que por aquel entonces era casi de obligado cumplimiento.
Luego en la separación se cruzaban las miradas, dando asentimiento a la primera impresión previa a la presentación.
Todo era sencillo y a la vista, vigilando eso sí, no pasarse con unos vistazos demasiado explícitos o con qué no se escapara una mueca, ni interjección demasiado extemporánea dentro del acto en que se tuviera el encuentro.
Parece todo muy sencillo, pero no lo era tanto y siempre era bueno acudir a las más elementales normas de cortesía y educación.
Parece que estemos hablando de épocas remotas, de siglos pasados y apenas si nos hemos movido de año y todo ha cambiado de forma significativa.
Tras relacionarse exclusivamente con los ojos y apenas alguna palabra cuando hay necesidad de interactuar, la cosa de los halagos gratuitos, suspiros, sonrisas provocativas y demás simbología anexa al cortejo, queda un tanto ignorada.
Sólo los ojos nos aperciben si hay un cierto interés, en un conocimiento más primario y directo o simplemente una cortesía respetuosa pero distante.
Quizás un guiño puede aclarar la cosa, pero no deja de ser una picardía ya muy en desuso y propia de otros modos de hacer obsoletos para relacionarse.
A todo esto, hay que añadir lo normativo en los nuevos tiempos, que impiden por grosero, el piropo demasiado directo, el pellizco en las nalgas, o cualquier otro método de acercamiento digamos un tanto primitivo.
Pero ambos sabían, intuían, deseaban que aquello no se quedase en ese saludo que había encendido las mejillas.
Entonces en un apartado donde imperaban los susurros, podíase dar una llamada de socorro para ser rápidamente atendida con una quedada, para auxiliarse con el correspondiente boca a boca.
Más ahora con la mascarilla, lo único que puedes hacer es quedar directamente para encontrarte con la parte contraria, sí ello es posible y una recriminación física o verbal por su parte no lo impide antes.
Triste destino el de las relaciones humanas.
Barcelona, 30 agosto 2020