PERDER EL TREN


Foto de I.C.C.




PERDER EL TREN


Había dicho a todo el mundo que aquella tarde, sí precisamente aquella, tenía que salir puntual sí o sí. 

Pensaba coger el tren de las 18:15 horas, con el cual pensaba llegar a tiempo a casa, para poder celebrar el cumple de su hija como era debido.

Su mujer había insistido mucho en ello, bajo amenaza de que si por culpa de aquel maldito trabajo, esclavo y mal pagado que realizaba tan lejos, no se presentaba a la fiesta, le esperaban serias represalias.

Aunque no era por eso, quería a su hija de verdad y deseaba por una vez, estar con ella en la celebración de su décimo aniversario.

Así que cuando a las 18:00 horas en punto se presentó en recepción para marcar su salida, no quiso ni oír hablar de atender a un paciente que se presentaba en aquel preciso momento con unos síntomas de evidente espasmo mental, a tocarle las narices. No podía ser otra cosa. 

Así pues le recomendó que fuera a otra consulta y excusándose lo más educadamente que su rabia le permitía, salió corriendo hacia la estación, literalmente.

Mientras se desplazaba en plan poseso, miraba de reojo si algún rostro conocido podía llevarle en coche, cosa que por supuesto, dada su mala suerte congénita no iba a ocurrir. 

Llegó a la estación sacando el hígado por la boca, la bilis la había echado por el camino, a tiempo de oír el silbato de partida y ver mientras corría por el andén como en la lejanía desparecía el tren que le habría podido hacer quedar cómo un hombre y un buen padre, o al revés, depende de en que orden le hubieran abierto la puerta, si su mujer o su hija.

Era de esas personas que no sabía decir que no, a compañeros, pacientes, visitadores e incluso superiores explotadores. Pero ese día estuvo a punto de ponerse a llorar, ahí de rodillas en el andén, pues sus piernas ya no daban para más.

Encima, gracias al hecho de que empezaban un fin de semana largo, de esos con un puente que todo el mundo tenía marcado en el calendario, había huelga de trabajadores y se habían suprimido los trenes al mínimo exigido por ley.

Calculó cuanto podía costarle un taxi que le llevara antes que el tren a la próxima parada, pues hasta el fin de trayecto era algo impensable dada su economía.

Salió de la estación, donde solían estar siempre aparcados un par de coches, pero evidentemente no había ninguno. Además se puso a llover, esa lluvia impertinente que aparece de sopetón y descarga primero suavemente y luego con furia.

Buscó una aplicación de esas que te envían un vehículo super negro brillante y limpio, con un chófer bien vestido y educado que sabía a donde ir sin preguntar nada. Pero por nuevas normativas no se lo podían enviar antes de un determinado tiempo que lo hacía inviable para sus deseos.

Se maldijo cien veces, maldijo su mala suerte, se cagó en la compañía ferroviaria, en los taxistas que habían conseguido alargar sus prerrogativas ancestrales y ya de paso en la compañía de coches que se había doblegado.

Mientras pensaba que hacer, ahí en la entrada de la estación como un alma en pena, mojado como un pollo, sólo le quedaba la posibilidad de hacer auto-stop.

Cuando se dispuso a llamar a su casa, para comunicar la mala nueva, vio una serie de movimientos nerviosos por parte del personal de la compañía ferroviaria, correrías por todas partes y llamadas de jefes importantes, por lo que parecía.

Enseguida se supo todo. el tren con salida a las 18:15, había descarrilado a las 18:32; había un balance de accidentados muy importante, lo peor era el número de muertos, dado que el último vagón había caído al mar, estando sumergido al completo.

Por una vez, aun sabiéndole mal por los afectados, pensó que no había estado mal perder el tren, tendría tiempo de comprar un buen regalo, de lo cual no se había podio ocupar.



Barcelona, 4 Diciembre 2019

61 comentarios:

  1. Ya me estaba dando pena el pobre hombre, pero al final salvo su vida, y es que algunas veces las cosas pasan por algo...
    Me ha encantado Alfred.
    Un abrazo.

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    1. Hay que leer hasta el final, nunca se sabe :)
      Muchas gracias Elda.
      Un abrazo.

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  2. Que cosas que tiene la vida , el perder aquel tren le salvo la vida , pero digo una cosa en esas circunstancias no es más fácil llamar por teléfono a casa y decir lo que ha pasado .. a veces la cabeza nos da tantas vueltas que la perdemos ..Muy buen texto .

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    1. La vida tiene sorpresas a cada instante.
      Su fin aun no estaba escrito, el de otros sí.
      Muchas gracias.

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  3. Interesante relato, a veces no sabemos cual es lo mejor para cada uno asta el final.

    Feliz semana.

    Besos.

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    1. Hasta el final, todo es posible. ;)
      Feliz semana.
      Besos.

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  4. Momento pintiparado para darse por muerto entre los pasajeros del último vagón y empezar su vida en otra parte, lejos de la bruja de su mujer. Lo malo es la hija, claro. Supongo que a ella sí que la quiere. Una pena. No hay una solución perfecta.
    Un abrazo.

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    1. Lo tuyo ya es de manual de novela negra, negrísima. Supongo que ya puestos es el culpable del descarrilamiento. ;)
      No, no la hay.
      Un abrazo.

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  5. Genial relato, es un misterio, nunca sabemos lo que nos puede deparar la vida, a veces nos hace pasar por una penosa espera, para librarnos de algo peor.
    Feliz semana y puente.
    Besos Alfred.

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    1. Gracias Carmen, mientras vivimos, nos van sucediendo cosas en las que nuestra posibilidad de control, es nula.
      Buen puente.
      Besos.

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  6. Hola Alfred!
    Genial! Vas leyendo y te vas haciendo cargo de la mala suerte del hombre y cuando descarrila el tren, de pronto te sorprendes. No te lo esperas.
    Quien dice que no existe la suerte? Y el destino? Es para reflexionar.

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    1. Hola!
      Es para reflexionar, a veces la mala suerte no es tal.

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  7. Otro título posible para tu genial entrada, podría ser LA SUERTE DE UN CALZONAZOS.
    Un abrazo.

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    1. Sí, podría ser, pero nada indica que lo sea. ;)
      Un abrazo Juan.

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  8. En la linea de Juan yo la llamaría la suerte de un cabrón, es lo que pensaría ese paciente al que no quiso atender.

    Saludos

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    1. Que se hubiera presentado antes, hay quién pretende ser atendido a cualquier hora, pudiendo hacerlo en horas de visita.
      Todo son suposiciones.
      Saludos.

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  9. Madre, me has hecho sentir todo el estrés del pobre hombre con tu relato, chapeau. Pensé que lo ibas a matar de un infarto, pero lo requetesalvaste.
    Yo ya no corro ni en la cinta de correr
    Besitosss

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    1. Si encima lo mato de un infarto, no veas el disgusto que se lleva la niña, no vuelve a celebrar su cumple en la vida.
      Puedes pararla y hacer cómo que andas. ;)
      Besitos lopillas.

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  10. Ohhh!! Me has tenido enganchada hasta el final. Es bien verdad aquel refrán que dice: No hay mal que por bien no venga.
    Besos Alfred

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    1. Que bien!!!! Así me gusta!!!
      Pues eso, hasta el final, nunca se sabe.
      Besos kanet.

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  11. Hoy te has puesto un poco trágico, pero son cosas que pasan.
    Me gustaría haber visto la cara de su señora esposa cuando al final...llegó tarde.
    Me ha gustado mucho y me ha tenido atenta lo que ha durado el relato.
    Un fuerte abrazo

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    1. Digamos que lo he adornado un poco :)
      Muchas gracias.
      Buen finde.
      Un fuerte abrazo.

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  12. Su ángel de la guardia le protegía, desde que había salido de su trabajo no hizo más que ponerle obstáculos para que no pudiese coger aquél tren.
    Me imagino que, al saber lo ocurrido con el tren unos minutos más tarde, daría gracias a Dios por haber vuelto a nacer.
    Gracias por hacerme pasar un rato entretenido con la lectura de esta entrada.
    Cariños.
    kasioles

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    1. Hola Kasioles!
      Su ángel de la guarda, debía de ser un tipo haciendo muchas horas extras por ahí, pero por una vez estuvo en el sitio correcto.
      Gracias a ti, ha sido un placer.
      Cariños.

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  13. Bueno... al final sucedió aquello de no hay mal que por bien no venga.
    El tema del transporte aquí es un desastre infinito.
    Y si llueve, si llueve... es como estar en la prehistoria.

    Saludos.

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    1. En este caso se podría decir no hay bien que por males no venga.
      Aquí, allá y acullá, digamos en un radio de 100Km.
      No nos vamos a poner tiquismiquis, sí llueve...
      ...se suspende y ya está.

      Saludos.

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  14. Pues no tuvo tan mala suerte al final...
    :)
    Besos.

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  15. Un gran y misterioso relato, me encantó leerlo.

    Gracias, Alfred.

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    1. Muchas gracias maricarmen, me alegra que te haya gustado.
      Gracias a ti.

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  16. Mi estimado amigo, lo que aparece como calamidad es muchas veces la fuente de la fortuna.
    Intensidad de principio a fin. Salud-os

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  17. Muy buen relato Alfred, con un final inesperado. Felicidades.
    Besicos muchos.

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  18. Interesante relato con un buen final. Dicen que las cosas pasan por algo, en este caso, el perder el tren salvo su vida. Saludos amigo Alfred.

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    1. Gracias Sandra. Las cosas pasan, el por qué, es un misterio.
      Saludos amiga.

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  19. La mala suerte, en este caso, fue su salvación. Muy bien tramado, Aldred, me ha encantado.

    Un beso

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    1. La suma de una serie de pequeñas malas suertes le dió la posibilidad de una buena.
      Muchas gracias Albada.
      Un beso.

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  20. Nunca sabemos si algo negativo que hoy nos pasa es para algo positivo a la larga. Dicen: "Todo lo que pasa es por algo y lo que no, también"
    SAludos.

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    1. Debe de ser eso, pero no siempre es de gusto aceptarlo. ;)
      Saludos Manuela.

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  21. Hay trenes que está visto es mejor perder, para que luego digan, jaaja

    Me ha gustado mucho, he empezado sintiendo una simpatía por el protagonista, una empatia solidaria y al final una alegria inmensa.

    Qué buen relato :)

    Besines.

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    1. El rebote cuando los pierdes, es de órdago. Tampoco deseas que se vayan descarrilando por ahí, pero ya lo hacen por su cuenta.
      Muchas gracias Livy.
      Besines.

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  22. Siempre depende. La suerte es lo que es, lo que sucede. Que sea buena o mala siempre depende de cómo lo veamos. Aunque en este caso es innegable que tuvo buena suerte ¿o no?

    Me gustó mucho el relato, Alfred. Me atrapó

    Besos

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    1. La suerte es la que es, a veces buena, a veces mala y cuando lo es para uno no lo es para otros.
      Muchas gracias Alís.
      Besos.

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  23. Un poco de cosa sí da, pero saber que te has librado...
    Un abrazo Julio.

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  24. Hola ALfred, muy bien contada la historia , con todo lujo de detalles es fácil ponerse en el lugar de tu protagonista, se visualiza perfectamente todo el escenario.
    A veces como el mismo título lo dice " es mejor perder el tren". No estaba de ser para él coger ese tren.
    Besos
    Puri

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    1. Muchas gracias Puri. En esta ocasión no estuvo mal perder el tren. ;)
      Besos.

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  25. Nunca se sabe el bombón que nos va a tocar en la caja aquélla que decía Forrest Gump, a veces el que menos nos gusta es justo el que no está envenedado... Buena historia, Alfred.
    Feliz puente!

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    1. Hay bombones que gustan más y otros menos o nada.
      Muchas gracias Sandra.
      ¡Feliz puente!

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  26. Todo tiene una parte positiva, dice mi Eva optimista.
    No era su hora, explica mi Eva esotérica.
    Buen relato, exclama mi Eva literata.

    Un beso que llegue a su destino.

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    1. Tus varias evas, no están exentas de razón. En lo que me atañe te doy las gracias por la última ;)
      Recibido en perfectas condiciones, otro de vuelta.

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  27. Todo tiene siempre un sentido... Aunque no siempre se sepa ver, y menos aceptar!

    Abrazos Alfred.

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    1. ¿Realmente todo tiene un sentido?

      Abrazos Ernesto.

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    2. ¡Todo, amigo!

      Si no fuese así, la "cosa" no tendría sentido en sí misma. Empezando por ti, por mí, etc.

      Gran abrazo. Buen finde Alfred.

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    3. No creo mucho en el Determinismo.
      Le quitaríamos responsabilidad a lo que hacemos.
      Un gran abrazo Ernesto.

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  28. Yo hoy solo te felicito por tu trabajo en varias cosas que sabes nos vemos por Facebook. Aquí agradezco tu visita a mi blog y también con buen deseo de que pases feliz semana ...besos

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    1. Gracias por tu felicitación, la valoro en grado sumo.
      Un abrazo.

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  29. Hola Alfred desde luego esta vez no le fue nada mal perder el tren pero el pobre hombre va a tener que aprender a decir no y priorizar lo importante, no puede ser que se vayan relegando al final de todo a las personas que importan.
    Me ha gustado mucho la manera en que lo has contado, he podido verlo frustrado, enfadado en esa estación.
    Un beso

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    1. Hola Conxita, por una vez su congénita mala suerte, le sirvió de algo positivo ;)
      Muchas gracias.
      Un beso.

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  30. ¡Uf! Qué angustia he pasado con este pobre hombre con el que la mala suerte se ceba. Ya sé que ha habido un grave accidente, del que se ha salvado por los pelos, y es que lo has contado tan bien, logras meternos tanto en los padecimientos del pobre hombre, que una se alegra con él.
    Un placer leerte, Alfred.

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    1. Hola María Pilar!!!
      Bueno es aquello de que al final siempre te toca algo.
      Muchas gracias.

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