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- ¡Mamá!
Dime
Celia
- ¿Esta
noche vendrá el monstruo?
- ¡Pero
qué dices!¡Qué tontería es esa!
- Hay
noches que un monstruo viene a verme.
- No
sé de donde sacas estas historias.
- Me
da mucho miedo.
- Acaba
los deberes, mientras voy a por un vaso de leche, verás que bien duermes.
El sol se ha puesto tras la
montaña y la oscuridad reina en el exterior de la casa.
Las trémulas luces dan fe de que
ésta se halla habitada.
Los miedos de la niña no
ablandan a la madre, que los cree fruto de las numerosas tonterías que dan por
la tv.
Pero la angustia de ella no
tendría que ser dejada de lado.
- Aquí
tienes.
- Gracias
mamá.
- Y
deja de pensar en monstruos y tonterías similares. Ya empiezas a ser mayor para
esas cosas.
- Sí
mamá.
La niña obediente, deja la
libreta a un lado y se toma pacientemente la leche ofrecida. La calidez de la
misma enseguida le proporciona una sensación de sopor con la cual se introduce
en la cama, donde cae rápidamente en un profundo sueño.
Fiel a su cita, el monstruo
acude ante la cama de la niña y se queda durante un largo rato contemplándola.
Ahí de pie ante el lecho, sin
apenas moverse, parece una estatua cual mascarón de proa de un antiguo velero
bergantín.
La respiración de Celia tiene
las interrupciones de quién se siente angustiado por un mal sueño.
Mientras la estatua se deleita
admirando la blancura y candidez de su víctima.
Sin saber por qué, quizás por el
simple hecho de estar siendo observada, la niña con un grito de angustia se incorpora
y se queda agarrotada ante su verdugo.
Éste, disfrutando de antemano
con dar rienda suelta a sus instintos más bajos, mantiene la cara oculta tras una
especie de saco que le cubre la cabeza al completo, apenas se adivinan sus siniestros
ojos, con una mirada poco amistosa, incapaz de inspirar la mínima piedad.
Con una voz grave le dice:
- No
temas Celia. Ya sabes que solo vengo a jugar un poco contigo.
- No
me gustan sus juegos.
- Ya
te gustarán.
- ¡No,
por favor!
Mientras en otra habitación, la madre duerme plácidamente,
tras haber ingerido también su vaso de leche tibia, sólo que a éste, atendiendo
a los consejos de su marido, le acompaña unas grageas de un potente somnífero,
para que duerma más profundamente y pueda rehacerse de su agotamiento crónico.
Eso dice.
Evidentemente, no oye ni llantos, ni quejas, ni súplicas.
Esos
ruidos provenientes de otra habitación de la casa.
Pues en su casa no hay monstruos.
Pues vaya... Ahora no se si podré dormir.... 😊 Besos
ResponderEliminarLo siento, pero es un mal más extendido de lo que parece.
EliminarBesos.
En su casa vive el monstruo más ruin y asqueroso del mundo.
ResponderEliminarNo hay peor delito que ese.
Terrible.
Besos.
Es increible la cantidad de este tipo de violencia que se genera en los domicilios familiares. Es terrible.
EliminarBesos.
Lo peor que le puede pasar a un niño o niña son los abusos y más sin son de sus propios progenitores ..es demencial , asqueroso y mil calificativos peores .. Un texto muy bueno.
ResponderEliminarUna feliz noche .
Es lo peor, un niño necesita el amparo de sus progenitores, en cambio muchos encuentran en ellos a sus peores depredadores.
EliminarMuchas gracias Campirela.
Feliz día.
De qué manera más sencilla describes la más horrible de las aberraciones.
ResponderEliminarMe ha encantado/estremecido tu magnífico relato.
Un abrazo.
Es que ocurren de una forma bien simple. Muchos son los abusados en su entorno familiar, por quienes tendría que velar por su buen desarrollo y con la pasividad de quienes tendrían que evitarlo.
EliminarMuchas gracias Chema.
Un abrazo.
De una manera fácil, dejas plasmado el terror de un aniña, cuyo padre es realmente un monstruo
ResponderEliminarPerfecta, Alfred. Un beso
Puede ser fácil de poner pero así de fácil parece que lo tienen los depredadores abusadores.
EliminarUn beso.
Trabajé un tiempo en protección de menores y tengo muy claro que la mayoría de abusos sobre niños se dan en el entorno familiar... Padres, tíos, abuelos... eso sí, casi siempre hombres... bueno, más que hombres yo los llamaría cerdos repugnantes.
ResponderEliminarSaludos.
Pues tú mejor que nadie para saber lo que ocurre tras capas de respetabilidad familiar.
EliminarMuy cerdos y muy repugnantes.
Saludos
Me he alegrado mucho verte y lo que me da mucha pena es esto que nos cuentas ,parece de momento un cuento y al final se advierte una realidad muy triste ...yo creo de las peores para que una niña jamás pueda soñar con su Romeo.
ResponderEliminarBesos y abrazos me alegra verte.
Tratándose de una criatura, un cuento es la mejor forma de plasmar esta barbaridad.
EliminarUn abrazo, gracias por la visita.
Que triste Alfred....que ese monstruo este en su misma casa siendo un familiar....casos de la vida real......Saludos amigo.
ResponderEliminarEs un continuo, los casos que salen a la luz, de personas aparentemente respetables, que abusan de criaturas a su cuidado, o familiares muy directos que lo hacen.
EliminarSaludos amiga.
Tremendo Alfred, un escrito que tiene mucha realidad como los casos que se oyen de abusos, sin que la principal protectora lo perciba...
ResponderEliminarUn abrazo.
Pasan desapercibidos, o no quieren ser vistos, es tan culpable el que abusa como el que lo permite.
EliminarUn abrazo Elda.
Hoy escuchaba de una mujer que puso una cámara en su comedor. Su compañero violaba a la hija de catorce años. Estas ficciones a veces son realmente monstruosas.
ResponderEliminarUn beso, nuevamente
Al menos en este caso, la mujer intenta algo en defensa de su hija.
EliminarUn beso.
Para ese malnacido se me ocurren bastantantes calificativos que no son el de monstruo, pero son irreproducibles.
ResponderEliminarDesgraciada realidad la de tu texto.
Un abrazo.
Monstruo es lo menos ofensivo que se puede decir.
EliminarUn realidad que hay que denunciar, parece que no hay un gran interés por paralo. Me indigno como un tipo con 21 años de condena, lo dejan en libertad condicional, así sin más.
Una auténtica vergüenza.
Un abrazo.
Me hierve la sangre antes tanta monstruosidad, no tengo más que añadir.
ResponderEliminarPetons!!
Es tremendo! Y sigue pasando, la media de agresiones sigue subiendo.
EliminarPetons!
Gracias por tu visita ...me alegro mucho verte tan cerca ...feliz dfin de …
ResponderEliminarBesos
Hola Marina! Buen finde!
EliminarBesos.
Los vivos y tangibles son los más peligrosos, los demas son cuentos.
ResponderEliminarUn abrazo Julio.
Los monstruos quedan más cerca de lo que nos pensamos, pero siempre son reales, siempre tienen una motivación.
ResponderEliminarEso es lo terrible, estan entre nosotros y son aparentemente normales.
Eliminar¡¡Jo!!Alfred, yo esperaba un cuento de las mil y una noches con monstruo incluido, pero el monstruo este de tu cuanto, por deshacía, es muy frecuente. Un abrazo
ResponderEliminarHola María De Los Ángeles, es que cuando lees ciertas noticias y te enteras de ciertas estadísticas, alucinas y te enfadas.
EliminarUn abrazo.
Pobrecitos chicos. Es terrible. No tienen perdón esos... Ni cómo llamarlos, porque monstruos se queda muy corto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo de monstruos se queda corto, lo sé.
EliminarUn abrazo Sara.
Por supuestos, cada quien tiene su propio diablito, jamás las casas, y menos las abandonadas.
ResponderEliminarGusto de pasar por aquí.
Las casas no tienen la culpa de lo que sucede en su interior, los mosntruos simplemente manchan su espacio.
EliminarEl gusto es mío por tu grata visita.
No puedo ni imaginar el horror que han de pasar y que les quedará para siempre a estas criaturas. Y todo por un instante de gozo asqueroso.
ResponderEliminarSon muchos casos eh? La naturaleza humana a veces es vomitiva.
Tu relato ha sido duro pero muy cuidadoso.
Besitos Alfred
Supongo que los críos quedan marcados para siempre.
EliminarMuchas gracias.
Besitos lopillas.
Hola Alfred!
ResponderEliminarEstá muy bien escrito.Los miedos de la niñez, que paulatinamente van desapareciendo.Hasta aquí, ésto es lo normal pero sospecho que existe una anormalidad.
Hola!
EliminarMuchas gracias, los miedos de la niñez, en un caso como este, dudo que desaparezcan así sin más.
Aterrador.
ResponderEliminarBesos.
Así es, tener un monstruo en casa no es un asunto baladí.
EliminarBesos.
Sobrecoge el pensar en esa niña y en que nadie le haga caso, terrible.
ResponderEliminarBesos Alfred.
Puri
Hay muchas criaturas totalmente desamparadas, abusadas por quienes tendrían que velar por su buen desarrollo.
EliminarBesos Puri.
Saludos a la distancia Alfred.
ResponderEliminarSaludos correspondidos, Sandra.
EliminarGracias amigo por tu visita , siempre fue y es un placer haberte conocido.
ResponderEliminarESPERO QUE SIEMPRE ME RECUERDES ...Por mi bondad.
Abrazos ….
Marina
Gracias a ti.
EliminarAbrazos.
¡Ay! qué dolor, para llorar y no parar.
ResponderEliminarFelicidades por afrontar un tema tan delicado y narrarlo de manera nada escabrosa pero que encoge el alma desde la primera línea.
Un abrazo, Alfred.
Hola María Pilar, es un tema escabroso, pero tenemos que hablar y denunciar. Hay demasiada desidia.
EliminarUn abrazo.
La madre sin saber que ella misma dormía con el monstruo todas las noches... No deberíamos dejar de escuchar a nuestros niños, es el único modo de intentar protegerlos.
ResponderEliminarUn relato muy bueno sobre una realidad terrible y como has dicho mucho más frecuente de lo que suponemos. Pobre niña, no va a ser fácil para ella superar este abuso.
Besos
Es increible la cantidad de veces que se encuentran con esta situación, nadie de la familia se da cuenta del infierno que se produce en su seno.
EliminarBesso.
Me sigue pareciendo un texto enorme, por la nena, el padre y esa madre ausente.
ResponderEliminarUn beso, sin monstruos. Que como pones en relieve, existen y están cerca.
Gracias Albada. Me pareció oportuno rememorarlo en los relatos jueveros.
EliminarUn beso sin monstruos.
Terrible!...nos pones frente a una historia que se inicia inocentemente como un juego de niños y luego se nos despliega con una crueldad cotidiana y terrenal que lamentablemente comprobamos que sí existe. Muchas gracias por sumarte a la propuesta juevera de esta semana Alfred. Un abrazo
ResponderEliminarP.d
Según la consigna juevera deberías acompañar tu entrada con el enlace al blog convocante (en este caso, el mío) y dejando en claro que con este aporte te sumas a una nueva convocatoria de nuestro grupo
Pasa el tiempo pero el problema sigue vigente. Los monstruos siguen a nuestro alrededor. Hay que escuchar a los niños y controlar sus cambios.
EliminarTomo nota, ya lo he puesto.
Un abrazo.
Monstruo, él y mucho mas aún las madres que no escuchan los gritos de auxilio de sus hijas e hijos...No puedo decir mas...me asquea ese asunto....besos
ResponderEliminarAhí está el problema, en la gente que no quiere ni oír hablar del tema.
EliminarBesos.
Son terribles este tipo de situaciones y como marcan de por vida a las criaturas que lo han sufrido. Saludos
ResponderEliminarNormalmente son en el entorno más íntimo familiar.
EliminarSaludos.
Es tan bueno que me he involucrado en la escena.
ResponderEliminarLamentable situación, Alfred, porque no es caso aislado, sucede de forma contínua.
Un beso
Por cierto, escribimos de lo mismo, Alfred, quedé helada al leerte
EliminarMuchas gracias, pero no me alegro dado el tema que trata.
EliminarSucede en los ámbitos familiares con total impunidad.
Un beso.
Normal, dada la situación y el tipo de monstruo.
EliminarEs para helar el corazón.
eres monstruoso ( amigablemente ) tu historia es creíble por desgracia, acusadora y testimonial de como un monstruo se crea y crece con los más débiles, sin importarles nadie. Un saludo
ResponderEliminarLa imaginación juega estas malas pasadas.
EliminarUn saludo.
Un depredador dentro de la familia, un monstruo sin más que dejará secuelas de por vida a quien tendría que proteger y cuidar. Muy bien narrado, besos.
ResponderEliminarEs lo peor que puede pasar y por desgracia lo que más pasa.
EliminarMuchas gracias.
Besos.
Terrible negación parental. Porque si la madre toma somníferos, en padre se hace el tonto. Terrible, no escuchar a los hijos. Y menos, creerles. Da escalofríos. Y después pasa lo que pasa.
ResponderEliminarExcelente relato.
Un abrazo, Alfred
Muchas gracias Myriam, en realidad el culpable en este caso, es el "pater familias"
EliminarUn abrazo.
AH, mira. Leo los comentarios ahora y veo que marcan al padre. Yo pensé en que era un hermano mayor. Da igual, la violencia intrafamiliar - y aquí el incesto- es la peor de todas, porque es en el seno de la familia es donde los niños debieran sentirse seguros. Deplorable, y lamentablemente sucede hoy en día.
ResponderEliminarDa lo mismo, normalmente este tipo de violencia se da en el círculo más íntimo familiar.
EliminarMuy deplorable.
Vaya un potente texto que me hizo saltar el corazón y me dejo un poco angustiada al imaginar que ese monstruo es el padre y que cada noche abusa de la niñá sin que la ladre se diera cuenta
ResponderEliminarSon situaciones que se dan más a menudo de lo que se piensa.
EliminarMe parecio genial el cambio que da en las últimas líneas de un cuento fantástico a un de terror. Sentí una auténtica patada en la tripa. Brutal, encima ayudado por el tema. La madre, en este caso, no se si tiene sufí iemtes pistas, aunque sí debería haberse interesado e inqueridoas a la niña a qye le explicara con más detalle lo del monstruo, aunque fuera solo con la intención de tranquilizar la. Al sacarle más datos sobre lo que ella suponía que solo era una pesadilla, podía haber encontrado las pistas sobre lo que realmente estaba sucediendo.
ResponderEliminarMagnifico relato
Abrazos, alfred
"No hay peor sordo que el qué no quiere oír" Creo eso explica mucho ese comportamiento, no quiere imaginar ningún problema a su plácida vida.
EliminarMuchas gracias.
Abrazos.
ResponderEliminarUna mala madre sin duda. convive con un monstruo, sin dar validez a la angustia y al pánico.
Una historia terrible.
Un placer leerte, a medias hoy.
Saludos
Malas madres que dan por bueno todo lo que sucede entre las cuatro paredes de su reino, sin cuestionarse para nada, las quejas que les puedan venir de los seres más débiles a su cuidado.
EliminarMuchas gracias Charly, no es un tema agradable.
Saludos.
Un monstruo con apariencia humana, con el silencio cómplice de la madre.
ResponderEliminarSaludos.
Simplificando, así es.
EliminarSaludos.
Absolutamente desasosegante...pero ¡tan bien escrito y descrito!
ResponderEliminarUna barbaridad de cuento en todos los sentidos, de bueno y en el poso que deja.
Un abrazo
Muchas gracias Max, el tema no es fácil.
EliminarUn abrazo.
Ay, pensé que sería un monstruo de verdad, de los de las películas de terror... pero es mucho peor que la ficción precisamente porque es algo real y cotidiano *__*
ResponderEliminarMuy bien logrado tu relato, Alfred.
Un beso
Los monstruos de las películas, incluso pueden ser apreciados.
EliminarMuchas gracias Dafne.
Un beso.
Alevosía, premeditación y nocturnidad. No tiene perdón de Dios.
ResponderEliminarNo es un monstruo, es otra cosa, y actúa impune... pero a todos los monstruos, en algún momento, pierden su máscara...
Es un relato terrible, nada alejado de la cruel realidad, donde quien debería protegerte es quien te clava los cuchillos.
Un beso grande, Alfred.
Más bien no, pero ese dios lo permite todo.
EliminarLos más indefensos están expuestos a sus cuidadores.
Un gran beso Mag.
Terrible este relato de verdad no tengo palabras hasta dónde puede llegar la maldad.
ResponderEliminarBesos.
Parece que no hay unidad de medida para la maldad.
EliminarBesos.
Terrible Monstruo!, para no decir otras palabras, lamentablemente en estos momentos y en esta pandemia hay victimas que han sido forzadas a vivir bajo el mismo techo que su violador o en algunos casos femicidas.
ResponderEliminarEs mas usual de lo que se ve, pero siempre estas cosas suceden en el seno de la familia o mas cercano.
Lo has contado muy bien.
Saludos,
En épocas de confinamiento la cosa se agrava aún más, si ello es posible.
EliminarMuchas gracias Cecy.
Me ha gustado el modo en que lo cuentas Alfred. Lamentablemente estos monstruos están bien protegidos entre el buenismo de nuestra sociedad y el silencio a veces del que dirán si se descubre. Lo peor cuando se denuncia y eres consciente de la mierda de protección que ofrece el sistema y la ley...
ResponderEliminarMiedo, sí, miedo me dan están historias tan reales, literalmente la has clavado amigo. Mi felicitación por el texto.
Un saludo.
¡Muchas gracias!Sea bienvenida tu presencia por estas palabrejas y disfrutes con su lectura.
EliminarLa gran mayoría de estos casos de abusos se dan en el entorno familiar más íntimo y cuesta creer que nadie vea nada.
Un saludo.