De regreso a casa, encontrándome con
mis viejas y cotidianas cosas y costumbres, retomando las pequeñas manías, adaptándome
otra vez a los habituales horarios que rigen la vida familiar. Es hora de
pensar, reflexionar, digerir y asimilar, todo lo correspondiente al viaje.
Un recorrido lo suficientemente largo en su tiempo y en su
extensión geográfica, como para poder sacar muchas cosas de valor personal.
Parto de la base de que todos los viajes, largos o pequeños,
enriquecen al que los realiza. Son fuente de conocimientos, de recordar datos
históricos, asimilar culturas diferentes, de tratar con personas con otra forma de pensar y por tanto de actuar.
El mundo es muy rico y variado, no somos sino pulguitas dando
saltos por aquí y por allá, que si molestamos poco nos permitirán volver al
lugar de origen para contarlo y disfrutar con la cara de asombro de los que se
quedan en sus casas.
Una de las grandes satisfacciones de cualquier viaje, pero más si
es un poco largo o exótico, es narrarlo. Es poder mostrar las fotos, muchas fotos, antes eran unos pocos
carretes con su limitado número, que según la cámara podías doblar, pero ahora son cientos o miles las fotos
conseguidas, y con ellas puedes torturar con un gran entusiasmo a los amigos.
Pero siempre queda también la reflexión posterior a todo lo visto,
la asimilación lenta de lo vivido, que te permite disfrutar del recorrido, con
la misma calma con la que degustas un buen malta.
Es difícil resaltar algo en concreto pues casi todo me ha
entusiasmado en gran manera, los paisajes vistos son difícilmente superables.
Estar en un país de grandes dimensiones te hace ver la pequeñez del
nuestro cuando saca pecho para hacerse notar en los conciertos internacionales.
Es cuestión de tiempo y lógica demográfica que nos pasen por
delante. Ellos son receptores de personal, tienen mucho por hacer y recursos
no les faltan si saben aprovecharlos.
Otra cosa es si consiguen una cierta estabilidad política para
poder hacer, pues las rencillas están al orden del día, en ambos lados de la
cordillera ha habido cambios de gobierno y de color alterno, donde unos tenían
populismo ahora tienen uno más liberal y los otros recuperan una presidenta
socialista.
Son sociedades con un pasado oscuro, una etapa negra con dictaduras
que han intentado justificar lo injustificable en aras de una recuperación
económica, que en circunstancias normales hubieran conseguido con menos
sacrificios humanos.
Como son gente de origen latino la mayoría, son locuaces y
extrovertidos, permitiendo conversaciones apasionadas con diferentes criterios
y a todos los niveles.
Pero nos hemos centrado más en las visitas a tierras, parques,
lagos, glaciares, desiertos que en las problemáticas sociales de las ciudades y
sus gentes.
Siendo un tema importante, como viajeros ajenos a sus coyunturas,
hemos pasado con rapidez de uno a otro lugar, viendo, observando, escuchando y
respirando con interés todo lo que se ponía a nuestro alcance.
Personalmente este viaje me ha servido para otro tipo de
descubrimiento personal, algo necesario en toda vida familiar.
¿Con qué me quedaré más tiempo en la memoria y en la retina? La
verdad es que lo tengo muy claro. No serán de todas estas ofertas que he podido
apreciar, ninguna la escogida como mejor recuerdo, porque considero las
personas como lo más importante.
Hay la vitalidad de una ciudad cómo Buenos Aires, en la cual te
sientes acogido sin más preámbulos, solo llegas ya estás en tu casa.
La contradicción al ver en Montevideo, una ciudad que parece
renunciar a su centro histórico, formando una ciudad creciente y moderna, fuera de
sus orígenes.
Trasladarse al sur, a la Tierra del Fuego y descubrir una ciudad
luchando contra las adversidades del clima, gracias a sus reservas energéticas
y a la voluntad de sus habitantes, también gracias a nosotros, los turistas.
Han sabido preservar en sus reservas
marinas la fauna y en sus parques también la flora.
Ver la inmensidad de la pampa, las grandes extensiones que forman
la Patagonia, con sus reses sueltas pastando los pequeño matojos que intentan
desafiar al intenso viento.
Observar asombrados la solemnidad de las Torres del Paine,
dominando su parque natural, en la que las pequeñas hormiguitas humanas,
recorren sus senderos disfrutando de las espectaculares vistas, cascadas, ríos,
lagos. Disfrutando con respeto el regalo paisajístico de la naturaleza.
Estar atento al desmenuzarse de una masa enorme de hielo que avanza
imperceptiblemente hacia la Península de Magallanes, a la que cada ciertos años
consigue llegar y crear uno de los espectáculos naturales más costoso de ver.
Recorrer en un itinerario de unos doscientos kilómetros, la ruta de
los siete lagos, en los cuales se pueden ver una cantidad de agua asombrosa, dadas sus dimensiones, con todo tipo de tonalidades.
El refugio De San Martín de los Andes, donde es posible estar en un
entorno súper tranquilo, disfrutando de la naturaleza en todo su esplendor.
Pasear por Puerto Varas, localidad veraniega por excelencia; ya
traspasada la frontera con Chile, mención especial para los traspasos de
aduanas, donde la paciencia se pone al límite en cuestiones burocráticas
totalmente absurdas para mi forma de ver.
Moverse por una gran ciudad como es Santiago, rendir homenaje a un
referente personal de mi juventud, por lo que representó como intento de
conquista social de una izquierda posible, democrática y no violenta en el
ejercicio del poder, sin ser sectaria y doctrinaria.
Recorrer una carretera interminable, donde sólo se ve una pampa
infinita, una carretera interminable, a ratos con la cordillera a un lado y el
mar en el otro, sin casi ver ni haciendas ni por supuesto pueblos, con pequeñas
capillas y ofrendas, señalando donde se perdieron los pasos de familiares y
amigos accidentados.
Llegar a una zona desértica, en donde aparece un pueblo en medio de
la nada más absoluta, como es San Pedro de Atacama, fruto de un oasis, donde se
ha formado una población en plan asentamiento minero de la fiebre del oro, solo
que en este caso es fiebre turística, con todo tipo de ofertas y tours a cual
más interesante.
En fin de todo ello, me quedo como os decía con un detalle de
incalculable valor personal e intransferible, una carcajada espontanea en la
lectura de una tontería por mi escrita, en boca de un ser muy querido con
muchas conversaciones pendientes, algunas ya realizadas en este viaje.
Sarria, febrero de 2016.
Esos viajes que todos alguna vez deberíamos hacer. Bien por Quedarte con lo físico y con lo maravilloso que es conocer nueva gente.
ResponderEliminarUn beso
Un viaje por unos territorios desconocidos y con una catarsis necesaria.
EliminarUn beso.
Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarA por el siguiente.
Saludos.
Veremos que podemos hacer, ni que sea por nuestras tierras :)
EliminarSaludos.
Magnífico colofón, lo bueno se acaba...
ResponderEliminarGracias! Todo tiene un fin, eso hace que tengamos que aprovecharlo todo lo que podamos mientras podamos :)
EliminarFelicidades, se nota que lo disfrutaste a montones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias! La verdad es que sí, mucho.
EliminarUn abrazo.
Repasando tu viaje, creo que dices bien, las gentes que se te cruzan son las que dejan honda huella, pero también, tras leerte y verlo todo, creo que ha calado en ti el entorno y la situación privilegiada de ese otro mundo inmenso en todo, desde sus paisajes hasta sus personas y sus caracteres.
ResponderEliminarTodo viaje enseña y llega, con todos se llena el alma,¿verdad?
Ahora, vuelta a la realidad, pero con el ensueño puesto para siempre.
;)
Besos.
Vuelta ala realidad, con la cara risueña de quién se lo ha pasado bien dando una vuelta por una parte del mundo digna de verse, acompañando en una etapa a quién efectúa su primera vuelta al mundo, estoy seguro.
EliminarBesos.
Me alegra que hayas disfrutado de tu paso por mi país y por Chile, Alfred. Tus letras reflejan muy bien lo que yo siento por el lugar en que vivo, una pequeña ciudad situada en el medio de la pampa húmeda.
ResponderEliminarSaludos.
No tenía ni idea de que fueras de esas tierras, ha sido un recorrido súper interesante, pero la impresión que me ha dado es que en la zona patagónica, no se sienten ni argentinos ni chilenos, sólo patagónicos. Puede ser?
EliminarSaludos.
Estoy algo lejos de la Patagonia (mi ciudad, Rauch, está en el centro-sudeste de la provincia de Buenos Aires, a 250 km., aproximadamente, de la Capital Federal, y a 1100 km. de Puerto Madryn, en la provincia de Chubut), así que no puedo contestar tu pregunta; pertenecemos a regiones geográficas distintas: la Patagonia incluye a las provincias de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, y la Pampa Húmeda a las provincias de Buenos Aires y La Pampa, entre otras (no las anteriores).
EliminarSí te puedo decir que, en un viaje que hice a Puerto Madryn, vi cómo los argentinos de aquella zona y chilenos que habitan allí, viven en completa armonía y en paz como verdaderos hermanos latinoamericanos.
Un abrazo.
Gracias por tu aclaración. Ciertamente saqué la misma conclusión por lo que pude ver en Tierra de Fuego.
EliminarUn abrazo.
Un viaje es un encuentro con nosotros mismos, sobre todo si ha sido como el tuyo. Adoro por mucho esa parte del mundo, por sus gentes, por amigos , por tanto que sin haber pisado lo hago mío y en esas inmensidades uno se vuelve la piel y si se da cuenta de lo pequeño que es y de lo grande que es la vida , de que cada instante lo hay que guardar como tesoro , porque enriquece , enriquece el paso, la vista y la gente que aunque muda ves , observas, sonrie o pasa sin más a tu vera .
ResponderEliminarEmpaparse en definitiva de olores, colores , de brisa , y de mar .. te he leído en silencio casi siempre , pero te aseguro que para mi ha sido un regalo acompañarte en el silencio
Hay viajes que nos marcan para bien , esto convencida que aún vas a tardar mucho en masticar tanta belleza en la amplitud de la palabra
un beso y de nuevo mil gracias por llevarme en tus letras y tus ojos a donde mi corazón está
A veces hay que dar muchas vueltas para encontrar un camino hacia ti mismo, es necesario prestar atención a todas las señales y estar muy atento.
EliminarTienes mucha razón el lo que dices y me alegra que te haya hecho sentir bien con mis pequeñas crónicas
Un beso.
Estaba salivando mientras te leía. Viajar no es solo moverte en el espacio sino "moverte" con todo tu ser. Como dices, quedarse con la asimilación lenta de lo vivido, como cuando se saborea un buen malta. Es lo suyo ;-)
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!
Veo que nos entendemos :)
EliminarUn fuerte abrazo, con un buen malta!
Disfruta de las conclusiones y del aprendizaje que con este viaje te llevas para ti, para siempre...
ResponderEliminarBesos Alfred!
Es un viaje para disfrutar un poco a lo largo del tiempo, eso seguro :)
EliminarBesos Sofya!
Esos viajes, son mucho más que conocer un sitio, o llegar hasta ese lugar. De un gran viaje se aprende tanto, que debiera ser de obligado cumplimiento en la vida.
ResponderEliminarUn beso
Hay viajes que son algo más que ir de un sitio a otro y ver cosas y gentes diferentes. Este es de de los que dejan huella por circunstancias para mi especiales.
EliminarUn beso.
Gracias por compartir estas conclusiones.
ResponderEliminarSiempre aprendo algo aquí.
Saludos.
Gracias Toro, espero que sea algo positivo. :)
EliminarSaludos.
Un viaje lleno de vida. Besos.
ResponderEliminarCreo que así podría decirse, gracias!
EliminarBesos.
El resumen me parece muy correcto. Hay cosas que te quedarán de por vida y otras que se irán diluyendo. Las comparaciones con tu país, son inevitables para lo bueno y para lo malo. El mundo es grande y variopinto y vale la pena conocerlo.
ResponderEliminarEl saludo de un viajero, que ha terminado su viaje.
Con el tiempo se perderá la memoria de lo visto y conocido, pero supongo que las sensaciones y lo vivido duraran algo más.
EliminarSaludo de un regresado.
Creo que me he perdido tus viajes, pero el epílogo que aquí dejas es una maravillosa muestra de lo que has disfrutado y lo que has visto, un viaje parece ser largísimo, que yo seguramente luego no recordaría los nombres de donde había estado.
ResponderEliminarTe felicito por ello y por este escrito tan ameno.
Un abrazo.
Gracias Elda, ha sido un viaje muy enriquecedor en todos los sentidos.
EliminarUn abrazo!
Un viaje de los que se recuerdan siempre.
ResponderEliminarPor supuesto lo mejor de él son las experiencias personales que te ha dejado.
Y esas conversaciones pendientes,que tienen muy buena pinta!
Besos.
Un viaje que queda cargado de buenas experiencias y con conversaciones muy necesarias.
EliminarBesos.
Pues los origenes generalmente se encuentran en los museos y libros que hablan sobre historia
ResponderEliminarLamento que no hallas interpretado a Montevideo
Portque en el Uruguay de antiguo queda algo en Colonia y fuertes en varios lugares de la costa
No fuimos una gran ciudad colonial
Especialmente cuando impulsamos revolciones contra grandes imperios
Los uruguayos somos un crisol de muchas razas que emigraron a estas tierras en varias etapas.
Lo que nosotros llamamos Ciudad Vieja es muy chiquito en espacio, lo caminas en pocos minutos, , eramos una villa y poco queda de ella
Buscar cosas antiguas en Montevideo es ir a remates y ferias donde veras cosas de procedencia europea que las familias patricias tenian
Es un pais sin antiguedades
Fijate que en Colonia tenemos una plaza de toros ( en ruinas) que no se inauguro!!!! porque esta prohibido ese tipo de faena
Como lamento que tu imagen de por aca sea un auto viejo y una señora barriendo
Un abrazo cariñoso
Más que buscar cosas antiguas es ver la ciudad en su formación, en sus diversas etapas, en su vida, en su gente. Se que estuvimos en un fin de semana en plenas vacaciones de sus habitantes, pero encontramos una ciudad vacía, y lo que vi es literal, hasta el domingo por la noche, no se empezó a ver movimiento en plazas con parejas mayores bailando tangos y un poco más circulación por las calles. Me habían hablado muy bien de Montevideo y se que nos fuimos sin conocerla.
EliminarUn abrazo muy cariñoso.
Es el probelma de las agencias turisticas
EliminarTe venden pasajes no cultura
Poco les importa lo que vas a ver
Tendrian que haberlos llevado a la Rua interbalnearia alli verian las colas interminables de montecideanos llendose hacia el este, algo muy tipico los fines de semana
Y el domingo al reves la caravana del esta hacia Montevideo.
Que lastima te lo perdiste
Benedetti amaba a Montevcideo,tanto que cuando se firlmo La Tregua solicito al elenco argentino que lo hiciera en nuestras callecitas
Un abrazo
La verdad es que no tuvimos suerte, otra vez será.
EliminarUn abrazo.
Hay viajes que te llegan al corazón, cuando has compartidos vivencias con personas que dejan huella...Viajar y conocer otras culturas, siempre nos enriquece. Este viaje magistralmente descrito, se ve que lo disfrutaste, lo saboreaste, minuto a minuto y me alegro por ti. Una experiencia que jamás podrás olvidar. Un gran abrazo
ResponderEliminarEspero llevarlo conmigo, en la mochila de buenas experiencias u grandes sensaciones.
EliminarUn fuerte abrazo!
Alfred, este fue un viaje por lo que cuentas y nos fuiste narrando poco a poco de los que dejan huella, y así lo corroboras en este epílogo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Puri
Bien cierto, es de los que dejan una gran impronta.
EliminarUn abrazo.
Este viaje ha dejado bien palpable esa esencia de ti.
ResponderEliminarUn abrazo viajero e incansable.
Muchas gracias!!!
EliminarUn abrazo ya desde casa.
Ls personas que importan dejan huellas positivas. Besos.
ResponderEliminarBien cierto.
EliminarBesos.
Cada paisaje, pasa a formar parte de uno, con lo cual te enriqueces y dices bien el corazón se hincha más :)
ResponderEliminarSaludos desde Sarria.