UN LUSTRO



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UN LUSTRO







Cinco años ya
sin tu sentida compañía,
ese es el tiempo que hace
que no estás con nosotros.

Vino la muerte, se te llevó,
así, sin más, sin avisar.
sin tiempo para nada,
sí es que un caso así
se puede prever algo.

No hubo despedidas,
ni declaraciones sonadas.
mientras tuviste un soplo
quiso reinar la esperanza,
hasta que se truncó tu aliento
perdido en la inconsciencia.

Testigos de tu partida
nos quedamos incrédulos
ante tamaña fragilidad
a la que estamos
sometidos en vida.

La imprevista despedida
nos produjo más dolor
del que asimilar se pueda.

Nos queda sólo recordar
todo lo de bueno
que tu compañía trajo.

Es difícil rememorar
otra cosa distinta
de nuestra convivencia.

El transcurrir del tiempo
lo atempera todo,
incluyendo esa rabia
ante la pérdida injusta.

Frente nuestro final.
acabamos aceptando
¡qué remedio nos queda!
nuestra caducidad.

Podrá variar la fecha
prevista de partida,
pero va incluida
en nuestra gentil llegada.

En cualquier caso
tú ya no envejecerás,
por siempre jovial
estarás para nosotros.

Sempiterna tu sonrisa
fielmente recordaremos,
así como los reproches
bien merecidos
que a veces recibíamos.

Mientras, seguimos oyendo
nuestro jazz contagioso,
ahora en lugares distintos.


Alfredo, 

26 Septiembre 2019

SEPTIEMBRE



Foto: Tormenta sobre el mar en Sant Pol (Maresme)
(autor desconocido)



SEPTIEMBRE


Los rayos iluminan en la noche un mar descontento que empieza a estar embravecido.

Poseidón contempla con recelo a su hermano  como lanza los rayos como si fueran sus juguetes preferidos. Es un vano intento de Zeus por mostrarle su poder, a él que le tiene sin cuidado las politiquerías del Monte Olimpo.


Su reino es el mar donde se siente un auténtico dios, le gusta el hábitat que le ha tocado en suerte y no va a permitir ninguna injerencia. Lo cual no quita su natural ambición de conseguir mayores dominios.

Disfruta viendo cómo los mortales sacan provecho con su valentía y dedicación, alba tras alba, de las esforzadas capturas en sus aguas, lo cual no le importa siempre que sepan rendirle la debida pleitesía con el respeto debido.

Desde que se les dio la posibilidad de mostrar su acuerdo con lo que él decide en su reino, se creen con autoridad para contestarle, lo cual dista mucho de sus deseos y de su voluntad de escucharles o tenerles en cuenta. Siempre hay quién no entiende su magnanimidad.

Mejor se vayan con Zeus con sus luminosos y vistosos lanzamientos, siempre amargado por intentar ganarse la voluntad de sus súbditos, que a base de amenazas e imposiciones se escapan, pues prefieren las cálidas aguas del mar que él gobierna.

Mientras, yo me limito a contemplar lo que parece una naturaleza desbocada, mostrando su hartazgo de esa especie que usurpa de manera incontrolada la superficie terrestre, intentando poner cara a esos dioses decepcionados.

Cada cambio  de estación es cada vez más abrupto, ahora viene un otoño lluvioso, después ya veremos.

Tiempo ha, la llegada del otoño me gustaba, lo asociaba  a lluvia, frescor en el clima, tostar de castañas, dorar de hojas y paseos tranquilos.

Luego las cosas son como son y suceden cuando suceden y entonces cada año, los finales de septiembre, siendo con el tiempo menos dolorosos, me siguen escociendo.

Por suerte la vida me ha dado motivos para seguir su curso con cierta solvencia emocional, lo cual agradezco, aunque imagino que no hay a quién de esos dioses que he citado antes.


Todo esto viene a cuento, porqué un bloguero al cual admiro, (gracias Toro) me ha inspirado esto:




Agua de lluvia limpiando la cara,
del polvo veraniego.

Viento secando lágrimas,
vertidas en las despedidas.

Encierro de vecinos y conocidos,
 bien agradecidos.

Pasear sin ruido pisando,
 un mullido lecho de hojas.

¡Bienvenido Otoño!



BARCAS A LA ESPERA


Foto de I.C.C.


BARCAS A LA ESPERA

El día ha despertado apacible.
La mar se muestra tranquila.
Las olas apenas han empezado a desperezarse.

Unas barcas acostadas sobre la arena, se plantean las posibilidades que les puede deparar un nuevo día.


-         ¡Anda!  Que día más bueno.
-         Ni que lo digas.
-         ¡Sí! A esto se le llamo un día como dios manda.
-         ¡Claro! Así no sufrimos en la salida.
-         Es que apetece remojarse.
-         Bueno, veremos con que humor nos vienen a buscar.
-         Será excelente, con buena mar, todo es más fácil. Se gasta menos combustible y hacemos más vía.
-         Lo dirás por ti bonita, que a mí si no sopla el viento no hay quien me mueva.
-         Y a mí, me da igual, es cuestión de remos, pero bueno con mar calmado se animarán más a salir.
-         ¡Qué bueno! Vamos a tener un día de plena actividad.
-         Y yo con esta vela.
-         ¿Qué le pasa a tu vela?
-         Está la pobre en las últimas, hace tiempo que necesita un cambio.
-         Pues yo no la veo tan mal, es cuestión de un buen remiendo y ya está.
-         Sí claro, sal tú con esa pinta, una vela parcheada, no es lo que más mola.
-         Déjate de pijotadas, lo que cuenta es poder salir y si no hay vela nueva pues se sale como se pueda.
-         No sabéis lo humillante que es.
-         Chica, peor es cuando se nos cae la pintura a cachos.
-         O el motor no para de fallar.
-         No seas remilgada y sal con nosotras.
-         Ahora todavía estamos con ganas y tenemos nuestro palmito.
-         ¡Sí, eso! Podemos enseñar nuestras esbeltas estampas.
-         ¡Chicas! Yo paso del tema, en cuanto vengan los dueños haremos lo que nos toque.
-         ¡Ya! Siempre es así. Da igual lo que nos apetezca.
-         Y tanto. La cantidad de veces que nos quedamos aquí, sin movernos, haga el día que haga.
-         Esto de pertenecer a alguien es un rollo. Nunca podemos decidir nada por nuestra cuenta.
-         Tampoco lo hemos intentado.
-         Ya me dirás cómo.
-         Pues tiene que haber un sistema.
-         Tengo una prima hermana en Ribadeo, que a veces sale a pasear sola con la marea. ¿Pero aquí?
-         Aquí no nos mueve nadie, si no es queriendo.
-         Estáis muy motivadas hoy, seguiré aquí sobre la arena, esperando acontecimientos.
-         Con lo bien que estaríamos ahí en el agua, persiguiendo alguna lubina.
¡Qué optimista!
 Es nuestro destino. Esperar.
-         ¡Esperaremos!
-         ¡Pues nada, a esperar tocan!

     El día se sigue despertando. 
 El mar continua tranquilo. 
 Las olas arremeten suavemente sobre la arena, la cual se deja mojar.
 Las barcas, quietas, esperan...




Barcelona, 14 Septiembre 2019

UNA IMAGEN






Foto de I.C.C.





UNA IMAGEN
(Menguante)



A medida que miraba por la ventanilla del tren y éste avanzaba primero con lentitud y luego con algo más de velocidad, la figura de su padre se fue achicando; y tal como empequeñecía,  se le hacía cómo si se fuera envejeciendo de forma rápida, mientras él se ausentaba.

En aquel momento no sabía que iba a ser la última vez que lo tuviera a la vista vivo. En realidad nunca más lo tuvo a la vista.

Estas cosas no se piensan cuando partes de casa para cumplir con un sueño largo tiempo deseado. Ir a la conquista del mundo.

Ahora cada vez que viaja y se asoma a una ventanilla de un vagón de tren, de un camarote  de barco, desde un avión en lo alto del cielo o incluso el sólo hecho de hacerlo desde un balcón de hotel, lo tiene presente. 

Mientras se aleja, los que le despiden menguan, pero él a su vez también para ellos.

En su acelerada disminución física, mientras se alejaba más y más de sus raíces, encontraba  la imagen del padre más introducida en su memoria.

Cada día, cada vez que se enfrentaba a un espejo, lo tenía delante.

¡Pero cada vez más pequeña!





Barcelona, 7 Septiembre 2019


LA ESPERA



Egon Schiele (Mädchen)

Foto de I.C.C.



Llegaste tarde,
ansiabas estar muy hermosa,
sorprenderme con tu belleza,
anularme con tus encantos.


Pintando labios en rojo
que desaparecería
en cuanto mis besos
apenas tomasen posesión.


Iluminando tus ojos
para que te viera mejor,
cuando caerían como cortinas
tus decorativas pinturas
al posar mis labios en ellos.


Perdiste tiempo
creando ondas imposibles
en un cabello rebelde
 que quería marcar a mordiscos.


Colorete pusiste
en tus mejillas de porcelana
cuando yo quería
arrobarlas a embates.


 Hermoso vestido te pusiste
tras horas de consulta
ante el espejo,
 de ese armario abierto
mil veces revuelto.


Para cubrirte y arroparte
 lo más vistosa, irrepetible,
deslumbrante,
pudiera yo verte.


Cuándo mis manos querían
desengalanar esos ropajes,
 hollar tu blanca piel ignorada
que nunca me mostraste.


Trajeado cuál señorito
con sombrero puesto
vi pasar las horas
sobre escaleras de mármol.


Circularon las agujas
y el encuentro no se produjo,
mi corazón se partió
mil mañanas posibles
no se cumplieron.



Dejé las rosas
sobre la blanca piedra
en la que no nos sentamos
como ofrenda ante un sudario


Deposité un apasionado beso
con la palma de la mano
sobre ella, sintiendo el frío,
que al alba se pronunciaba
tras noche entera velando.

 Esperé y esperé.
llegaste tarde.
nuestro encuentro
no se produjo,
la Luna, cansada, 
se fue.



Barcelona, 2 septiembre 2019