Fotografía (6)

El día empezó a menguar a la par que una densa niebla se iba apoderando del paisaje, en poco rato no veríamos mas allá de nuestras manos.

Lo cual pareció alegrar a las sombras cantoras que tanto nos intrigaban, pues acrecentaron sus ritmos hasta hacerlos más audibles.

Nos miramos con desconcierto, puesto que aquello parecía pertenecer a más de una voz, y con la climatología que se avecinaba, nos sentíamos más cerca de un aquelarre que de un concierto gregoriano.

Visto que la casa, tenía toda la pinta de estar abandonada, y habíamos decidido centrarnos en las voces, mi compañero cargo la escopeta con su correspondiente munición, haciéndome con un gesto autoritario, ponerme detrás de él, acercándonos con tiento hacia el granero.

Miramos a través de las rendijas, dado que las puertas cerradas y encadenadas no permitían mucho más, en esto vimos, dado que la construcción estaba en un desnivel considerable, que por un nivel superior al que se accedía por un camino, un tanto desfigurados por los hierbajos, se podía ver una puerta y una ventana a su lado, seguro que nos permitiría entrar más fácilmente.

Dicho y hecho, la puerta estaba cerrada con una cerradura de esas que la llave, parece hecha de un pedazo de viga y es más una arma arrojadiza que un elemento de cierre fiable.

Con paciencia y maña, abrimos la puerta, tenemos que empujar pues unas balas de paja obstaculizan su toral apertura, seguramente con la entrada de agua de lluvia se ha desmoronado al reblandecerse su base.

La luz empieza a ser escasa, estamos en una plataforma de madera, como un altillo, lleno de aperos, cestos, sacos, leña, y las susodichas balas de paja.

También había una vieja mesa de escritorio, de esas de roble americano, típicas de las películas de detectives americanas ambientadas en los años pos segunda guerra mundial.

Me sorprendió por lo extraño de su ubicación, y por estar limpia, como dispuesta para trabajar en ella.  y no como abandonada en un desván.

Mi compañero de exploración obviaba todos estos detalles y sólo se preocupaba de detectar los posibles ocupantes, animales o lo que quisiera que fueran.

Me senté ante la mesa, y mire en sus cajones, donde encontré un montón de fotografías, que me dejaron más bien helado.

Eran de una calidad impresionante, pero teniendo en cuenta de quién se suponía que eran eso se daba por supuesto.

Ante el ruido que parecía reanudarse, a nuestros pies, nos asomamos con mucho cuidado, pues a pesar de tener una especie de barandilla, una parte estaba rota y podía facilitar una caída nada aconsejable.

Como realmente nos pareció observar, al encontrar lo que parecía un cuerpo, mejor dicho los restos de un cuerpo, que por la vestimenta, aparentaba ser femenino.

2 comentarios:

  1. Eser cajón con fotos de tanta calidad, parece indicar que el descubrimiento de un cuerpo de mujer esconde un secreto. No entiendo dónde está la señora, tal vez bajo una tarima?.

    Un abrazo.

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    1. Imagínese en un piso superior de un granero, una especie de altillo, desde donde controlar a los animales, con la altura suficiente para que una caía, pueda ser preocupante, por ejemplo romperse las piernas y quedar a merced de los animales, algunos pueden tener un comportamiento agresivo....
      Un abrazo.

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