COPOS



Copos de nieve bailando en el cielo, descienden causando admiración de niños y ancianos, temor para madres y autoridades.
 
Ilusionados unos, inquietos los otros.

El blanco manto va cubriendo senderos y oquedades, igualando los desniveles del suelo, dando uniformidad al parque, del que sobresalen matas y árboles, testigos mudos del cambio de paisaje.

En los cuales los pájaros, pían por sus migas, mirando los vacíos bancos de sus benefactores.

El estanque, con sus oscuras aguas verdes, destaca en aquella pálida y silenciosa quietud, que domina el lugar.

Sólo rota con un griterío infantil, jaleando al intrépido ocupante de un trineo bajando sin camino, saltando por encima de unas azaleas huérfanas de flores, y zambulléndose en el agua en un salto esplendido y perfectamente definido, siendo obsequiado su tripulante con un pez rojo en la boca. 

Escena observada, por unos ojos de mirada pétrea en un rostro de fría nariz de zanahoria, de un  imperturbable muñeco de nieve.

2 comentarios:

  1. Qué bello instante. para fotografiar y dejar en las pupilas. ¿de botones en el muñeco de nieve?
    Me encantó.
    Y me quité la nariz de zanahoria para reírme con el piloto de tan atrevido vehículo.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Albada por tu bello comentario, la escena me la contó una ardilla que no quiso salir en los papeles. Saludos.

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